No son los movimientos al azar
de los dedos de mis manos
los que atraen las manzanas
de las ramas al suelo,
ni es el movimiento nervioso
de mis párpados
el que provoca la amenaza
de lluvia en el entorno
del espacio que alcanzo percibir.
¿Qué significado tiene
embarrar mis pies de barro
en la tarde soleada
del verano atípico?
Si existe la escalera
que conduzca a la cima,
ésta escapa de los pies descalzos
que juegan al zig-zag
en el andamio perceptible.
¿Quién explica desde su pose de codorniz
el argumento jesuista
de la evolución de la oruga?
¿Qué iluminado dicta
la trayectoria del meteoro
con su abc de alquimista?.
Gorgias tiene en su túnica
gotas de vino añejo,
miran hacia adelante
con los ojos de Jacobi,
y detrás queda Kant
con el polvo atrapado
en el ruedo de su
otrora minúscula.
Sin rudeza se talla Unicornios
en el atrio purpura
de la palabra desencadenada,
cínicamente lavan los pies los santos,
la suciedad conjugada de arcoíris
en los rostros congelados
de las imágenes tomadas como Dios.
Cósmico solo el Universo que desconocemos,
lo demás, es insustancial en la búsqueda
incesante de la verdad.
¿De dónde procedemos?
Ciertamente no de acá…
Juan Espinoza Cuadra
México
Diciembre MMXI