lunes, octubre 27, 2008

Tú argumento penduleando al mío


Una línea lóbrega repta febrilmente la palidez de la cuartilla
y ahí estas tú yaciendo cómodamente como dilatada y abstraída
entre el vapor aureolesco y el vaho incensario de un prostíbulo de mil años.
Tu agitada respiración es el preludio al encuentro sudoroso callado impostergable
que has procurado desde la bola de cristal que escondes en tus manos abstractas.
Vagido ahogado en un amor sin membretes ni códigos ni identidad
piel traslúcida curtida de vida en un sueño interminablemente monótono
y a lo remoto se alejan los caballos completamente desnudos
incendiariamente promiscuos e intolerablemente insaciables
jadeantes dictando pausas al inacabable discurso
que pernocta en el vaivén de una hoja terminablemente verde.
Levanto mi vista y el olor a moho asciende entre lo violáceo aterciopelado
entre lo irremediablemente gris y oculto del limbo mauseolesco
que entre sus piernas hila la personada soledad que acompaña al beso.
Y el adiós surfea sobre las arrugas de una tez alejada por el viento
donde los ecos y el propio eco desconocieron de arraigos sanguíneos
y tenencias irreconciliables.
Ahí se queda el verbo como suspendido entre un paisaje de acuarelas envejecidas
latiendo muerto en una boca antiguamente agonizada antaña extinta.


Juan Espinoza Cuadra
México
Octubre de 2008

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