miércoles, diciembre 03, 2008

Jimena o Simone?


When you are old and grey and full of sleep, and nodding by the fire, take down this book, and slowly read, and dream of the soft look, Your eyes had once, and of their shadows deep
William Butler Yeats

Hay confusión en cuanto al origen de tu nombre.
Puede ser vasco o hebreo. La verdad no importa.
En la banda inaudible y en blanco y negro de los evocaciones
la adolescente de pies descalzos corre sobre el pasto húmedo de su casa.
El blanco uniforme colegial encuellado con un azul rústico y secreto
semeja un desfile de solitarias banderas bailando sin compases ni ritmos
los versos del poema marchito.
Tus manos nunca trazaron ilusión alguna en la piel del alabastro
ni mirada tuya se detuvo ante el confuso revolotear del caos.
Fuiste la modelo casi perfecta del alquimista de tormentas
del nigromante perverso que escondió la vida a Nezahualcóyolt.
En alguna habitación oscura y vacía has conspirado estos años contra lo inconcluso.
El rastro de orquídeas demanda de ti lo prescrito y no rehúses
el canto de tu pelo negro y has que se consuma el revoloteo del sexo.
En la corriente del río se esconde el aplauso de lo que no fuimos.
Ximena es como un elixir que se deja reposar a lo largo de la tarde
para mitigar el angustiante sosiego que atraca con la noche.
Así como pisadas aún frescas sobre el borde de la montaña
dejadas por el andar de ilusiones secas y tardías.
El alfarero coloca en tus manos la copa de vino tinto
que el sacramento escondió en tu escote,
y luego, ocupa tu atención el discurso de amor de otros labios y
las velas consagradas a la aventura de los dos se apagan en la aletargada noche,
se postergan las caricias y el incienso lleva consigo los afectos de algo perdido.



Juan Espinoza Cuadra
México
Noviembre de 2008

Luis Manuel Ramírez Lanzas


La adolescencia nos encontró de muchas maneras Luis Manuel,
divirtiéndonos en alguna tertulia de mi padre, el Poeta Carpintero,
escuchando música dentro del entonces imponente Buick rojo paterno,
tirado yo en el césped de tu casa esperando terminarás uno de tus poemas
o una de tus interminables disertaciones respecto a los avatares de la vida,
compartiendo acalorados e inconclusos debates
respecto al destino de la revolución nicaragüense y
conspirando bohemias para nuestros hoy
ex-compañeros del managüense colegio de La Salle.
Mario Roberto, tu hermano mayor, fue el cómplice perfecto para coronar con la precisión de entonces el adecuado verso del infinito poema.
Y se abrió el Mar Rojo y nos quedamos en las orillas de cada lado,
separada la convivencia, como se aleja entonces la hermandad?
Con los acordes por tu predilección por la música salsa
acorralé los recuerdos que bailan ansiosos en el tiempo,
aún tus desentonadas armonías serpentean cual vórtice de mariposas
sobre las copas de los árboles de nuestra lejana Altamira D’Este.
Las calles en noches de búsqueda se hicieron interminables,
la distancia la impuso el destino y la condujo por años la soledad.
Hasta entrados los años nos percatamos que la vida nunca se agarra de ningún lado,
solamente de sí misma.
El mundo siguió girando y los años desfilaron a su ritmo por las pasarelas
y debutaron los rostros de la adultez en las ocultas lágrimas de los adolescentes.
Escribir de ti y para mí, se me antoja una acuarela de tonos grises y celestes
en cuyo fondo presumen unas ancianas montañas y entre ellas, un brillante lucero que asciende y coloca sobre sus hombros una estela de rocío.
Luis Manuel, sobre la pintura hay un túnel perfectamente trazado
que se achica según las hojas invernales ríen y juegan con el viento,
si tú te detienes y observas lo que dibujan luego de los remolinos verás
el hogar y los colores y la vida y los abrazos y finalmente, las despedidas.


Juan Espinoza Cuadra
México
Diciembre 3, 2008