domingo, noviembre 21, 2010

Epístola mandarina...

Ególatra marino pintando la ventana
color acordeón, sábila, nuez, cántaro vacío,
fatuo tejedor de tarugadillas, surco abierto
los muslos de la querella murmurada,
sórdida inmensidad vomitada, lienzo pétreo
guiño prostituto del desatino.

Y te escribo: Apaga la lumbre de la vela,
sopla un aire como de aliento de pájaro,
trae mucho frío, tiritan los dientes del conejo,
se ahoga la turgencia en los labios
del precipicio.

Te escribo en la palma de la mano del Obispo,
hijo sobrenatural de la pendejada,
risa asonora de los peñascos,
rosa la penca del maguey
violeta escupe la demora.

Grotesco el peso de tus ancestros
alarma entre los zopilotes cleptómanos,
la punta del derrumbe de la intimidad marcada,
te mueres la vez que dijiste no lo harías,
te mueres cuando llegue la jerga, el hedor,
el alcohol, la promiscuidad,
el estómago roto de dolor,
remontas lienzos sin aroma.

Te duermes sobre la roca dormida,
abierta solidaria a la contumaz sinrazón
jadeante enervante encuentro en ti.


Juan Espinoza Cuadra
México
Noviembre de MMX

Tu puerta y la banqueta...

César Vallejo
La Alameda esta revuelta entre mis dedos,
la banqueta llora húmeda las manecillas del reloj,
¿importa la época a los meandros?
quizás solo sea como pronuncias adiós.

Los sombreros femeninos y la augusta voz,
se hace tarde en el páramo conlindante,
las garzas tiemblan la tarde ida,
el pozo aún no llena de verde tus púpilas,
tu idioma indistinto resbala tus mejillas,
te pone gris el periplo, la circunstancia,
el polvo rojo en tus labios plomos.

¿Te importa oler el precipicio?
Desgajáte sedienta tras mi oblicuo,
y serpenteante dedo infinito,
húmea tu pecho nubes y pimienta,
añade tu aplauso a mis chasquidos.
Mis dedos están de gala por tus sentidos,
perfil indeseado bastan tus cumulos,
el sin fin idealizado, tu vientre de viento,
pasos a oscuras por el hombro enajenado.

Tu espíritu vertizalizado no habla
no escucha no materializa la nada,
todos los hombres somos buenos
mientras nos den la llave de la plaza,
regodearnos nuevamente del sin fin
que hay debajo de la mesa.


Juan Espinoza Cuadra
México
Noviembre de MMX

Vallejiano, al sabor de tu mano...

Mi ansía izquierdista en la botella vacía,
las poquedades de la hoja en blanco,
tu nombre surciendo horizontes,
tus pies andando abismos.

Mi gerrera verde descolorida
corteza siempre muerta,
corteza siempre viva,
te emulo a los tres cuartos de medida
de mi otra botella vacía.

Tabaco y sexo para mis lecturas
tu cuerpo expuesto al mediodía,
nunca te voy a amar
en esa taza de café vacía.

Tu pesadilla se acuesta en mis versos,
reposa bajo el torrente de las rosas,
ahí estás tú, desposeída,
amante perversa, barranca de fuego,
aquella primavera sin camisa.

El camino empendrado besa tus pies descalzos
la sombra mastica al día,
la noche rumia el ron mediano,
el día se apoca, se distrae,
lo convulsiona el hedor, la pesadilla.

Juan Espinoza Cuadra
México
Noviembre MMX