viernes, enero 09, 2009

Patricia

Caminaba solo, extraviado y ataviado
de soles que no se esconden a las pupilas
mirando fotos viejas en un mural pospuesto
y ya ves, ahí estás tú,
enajenada con las mariposas
cuando aún el pasto esta húmedo.
Haz embellecido tus pies con aroma de hurto,
estelas de lamentos y amor en un arroyo apócrifo.
Ocultas entre tus párpados
sueños que son solo míos,
desde tu concepción te asumiste la guardiana de mi nombre,
de encajes lo arrullas entre tus blancas manos.
En la pendiente de la colina, con los ojos cerrados
balbuceas exorcismos para revivir la magia tránsfuga,
las hojas grises del otoño
cuentan tu relato de infancia que aún tildas de inconcluso.
Desarropado sesgo mi vértice para que tu viento me alborote,
mi disfraz de escapista danza entre los pastizales y me haces tuyo,
aceptas vivir conmigo delante del Dios de todos
y yo, ante el Dios que es solo mío,
y con tus manos elaboras al sustituto
que dormirá contigo hasta la eternidad.
Ebrio y desmaterializado me enrumbo
por el sonido que se escapa de tus dedos,
tu cubres al Arca de los destellos de la Luna y
en tu rostro habita una metáfora terrenal
y me aventuró hacia tu vientre desde los hábitos de un Abad corrupto
que encuentra en la Vid la armonía para que dancen sus miedos.


Juan Espinoza Cuadra
México
Diciembre 13, 2008