viernes, octubre 08, 2010

Labios en creciente de Oropel...

Que te digo….
asombradamente
ensimismado por la turgencia,
y desembarazo
de tus labios.
Líneas desgajándose
abruptas, tal siluetas acotidianas,
tal recuerdo de albornoz y melodía.
Alivio al roce y feroz secuela
de íntimas recreaciones,
desahogo e insinuante dilatación,
suculenta voracidad,
a la que me abandono
tras tu posterior infiltración
poseída de derrame y llovizna.
Irreprochablemente gratos y
vivaces los arrullos
enmascarados en tus pliegues,
cumple la ansiedad al alcanzar
el frote, el acercamiento,
el paradigma del afecto
tras la clandestinidad de la caricia.
Me anido en los frunces
insurrectos de tus cantos y
esquinas.
Tú, abultadamente subversiva
indagas la voracidad del péndulo
en el antifaz temporal
de la boca.

Juan Espinoza Cuadra
México
Octubre de MMX

lunes, octubre 04, 2010

Juan una y otra vez...

Los sucesivos Juanes
son la miríada de espuma
acantonada en la roca
de los barrancos marinos,
el color sepia del desfile de flores
alrededor del ataúd diagnosticado
a morirse de nuevo.
Ese nombre repetido es como el sonido
de herraduras de caballo golpeando
los recuerdos de una familia desecha,
abofeteando las inmensas puertas
de madera rústica
que sirven de entrada
a un señorío desierto y olvidado,
confiscado a la áridez,
incautado al aburrimiento.
No me quiero volver llamar Juan
si en las palmas de mi mano
colocan la baraja de colores.
Me quiero llamar
como el camino infecundo
como las hojas muertas
quizás como las huellas petrificadas,
o tomar el nombre de una piedra.
Abolir el nombre Juan y su significado
de los libros enmohecidos y rescatar
el significado de un alma irreparada.
Nombrarme olvidado y caminar sin rumbo,
calificarme subversivo e
insubordinadamente releer las mentiras,
redefinir la distancia entre la vida
y la expatriada explosión que la angustia
a abolido de mis sueños.


Juan Espinoza Cuadra
México
Octubre de MMX

domingo, octubre 03, 2010

Mesalina...

A esa mujer la baña
la luz amarilla y viciosa
de las luminarias oxidadas,
esa, la de la calle andrajosa.
Despide un perfume barato
que agrede al amor,
con el rasgo promiscuo
cicatrizado en sus labios lavados
de tanto mentir.
Extiende su mano demandado la paga
luego de los minutos confabulados
para asesinar la fidelidad
en un hotel de mugre y soledad.
Regresa al destello tenue e inmoral
encendido otro cigarrillo
en la boca marchita.
El amancebado insatisfecho
cuenta lo que quedo de sus monedas,
llorando la sonrisa hambrienta de los hijos
doliéndo el desconocimiento
de la mujer fiel.
El viento levanta un remolino de polvo
girando una y otra vez la basura
dejando escuchar
la misma absurda tonada,
y los desperdicios caen
a los pies de la mujer,
aún sorbiendo su cigarrillo.

Juan Espinoza Cuadra
México
Octubre de MMX