martes, agosto 24, 2010

La muerte de Pablo Espinales

La muerte de Pablo Espinales abrio
las puertas de su casa
a un aroma húmedo,
como si el silencio
y las penumbras de su hogar
hubieran atrapado por siempre,
esa certeza de abandono
que los torrenciales inviernos
marcaron en su vida.
El rechinar de las oxidadas visagras
iguala las promesas quebrantadas
con el acorde unísono arrancado
a la mutilada guitarra del trovador anónimo.
La única rústica vela que acompaña
la dificil visibilidad del ataúd,
la entorpece el revoloteo
caótico de las moscas.
Pablo Espinales es otro pobre más
que muere en otro impetuoso día triste.
El piso enlodado por las carencias,
por la agonía de no morir antes,
embarra los pies descalzos
de los que lloran una vez más.
No hubo palabras de nadie
que recordarán las virtudes
y apegos de Pablo Espinales.
Su existencia fue más lúgubre
que su muerte.

Juan Espinoza Cuadra
México
Agosto de MMX