jueves, enero 29, 2009

Osamentas

Te deseé tanto y cuando al fin te tuve
elaboré imitaciones de un barro prohibido
para avergonzarme al mirar mi rostro
en el reflejo de mis manos culpables.
Dispersas y rotas quedan tras de mi
las esculturas que ahora me señalan.
Sus rostros inexpresivos persiguen mis pasos,
me alcanzarán y tu ya no estarás conmigo.
Ahuyento huesos mas no se alejan
a pesar que el fango tiene nombre.


Juan Espinoza Cuadra
Enero 2009
México

jueves, enero 22, 2009

Marjel Ayin

Let x be any real number
Then there exists
a natural number n such that n >
Archimedes

A mis 27 años de edad el tránsito festivo por las calles de Altamira D’Este
se transformó en una serena interrelación con las prontitudes,
los apresuramientos y premuras precedentes a tu epifanía.
La ciudad estaba sumida en los folclóricos festejos de Agosto
y yo, de espaldas a todo ese ambiente de agasajo
elevaba en silencio mis oraciones por tú llegada.
Mirar tu pequeño cuerpo cubierto con sábanas blancas
semejó un abrigo de cálidas nubes amparando
los sollozos y gimoteos del naciente y nimio rayito de Sol.
Tu rostro lo soñé caminando por las terracerías de mi niñez,
de cada paisaje tomando la intensidad de los colores y
de los senderos andados tomando el barro que moldearían
los armoniosos ángulos y las vistosas aristas de tus ojos.
Luego de mis jornadas de trabajo me acercaba donde reposabas
besando tus aperladas y tiernas mejillas y
colocado junto a ti invadí tus sueños para volar juntos por el infinito.
Me mostraste que tu mundo de futuro no tenía límites
y que habías tatuado la palabra amor en lo inescrutable,
en el ambiguo e indescifrable contorno de tu padre.
Los años pasan a través de la delgada tela de mi ventana
y tocan a mi puerta y sentados frente a mi me relatan
como tomaste entre tus manos las líneas de la vida
y las dejaste ir con el viento.
Nos encontraremos hija mía en la línea que divide el ocaso
de las interminables despedidas y podré tomarte nuevamente de las manos
y caminaremos y veré tu hermoso pelo teñirse de verano.
Me detendré y pediré me llenes de tus matices
y me enrumbaré luego, solitario, eremita al origen del lenguaje
que olvidaste entre tus juguetes de infancia
y mi paternidad deshabitada demandará asuetos atemporales
donde el reloj invertirá sus manecillas y juntos miraremos andar la tarde.


Juan Espinoza Cuadra
Enero 22, 2009
México

viernes, enero 09, 2009

Patricia

Caminaba solo, extraviado y ataviado
de soles que no se esconden a las pupilas
mirando fotos viejas en un mural pospuesto
y ya ves, ahí estás tú,
enajenada con las mariposas
cuando aún el pasto esta húmedo.
Haz embellecido tus pies con aroma de hurto,
estelas de lamentos y amor en un arroyo apócrifo.
Ocultas entre tus párpados
sueños que son solo míos,
desde tu concepción te asumiste la guardiana de mi nombre,
de encajes lo arrullas entre tus blancas manos.
En la pendiente de la colina, con los ojos cerrados
balbuceas exorcismos para revivir la magia tránsfuga,
las hojas grises del otoño
cuentan tu relato de infancia que aún tildas de inconcluso.
Desarropado sesgo mi vértice para que tu viento me alborote,
mi disfraz de escapista danza entre los pastizales y me haces tuyo,
aceptas vivir conmigo delante del Dios de todos
y yo, ante el Dios que es solo mío,
y con tus manos elaboras al sustituto
que dormirá contigo hasta la eternidad.
Ebrio y desmaterializado me enrumbo
por el sonido que se escapa de tus dedos,
tu cubres al Arca de los destellos de la Luna y
en tu rostro habita una metáfora terrenal
y me aventuró hacia tu vientre desde los hábitos de un Abad corrupto
que encuentra en la Vid la armonía para que dancen sus miedos.


Juan Espinoza Cuadra
México
Diciembre 13, 2008