jueves, noviembre 18, 2010

La Flor del Ceibo

Arrinconadas están las palabras
en el extremo sur de América,
apiladas la pampa
en la palma de la mano.
Hay días que el Sol
no quiere ocultarse
y abrevar sediendo del río Colorado,
hay días que la Luna cuelga
las pocas nubes
de los Ceibos del camino.
Asi las ráfagas asediadas
del viento pampero
rozan con ternura el lejano rostro,
con acordes quedos y
suaves como la tarde.
Intíma la llanura la poquedad de las lomas,
se aviene la voz quebrada del vértice
desgajándose de arrullos y el Caldén
raspa las cuerdas de la guitarra del gaucho
en el amén de las cosas que siempre
han estado en el ombligo de la nada.
Erythrina Cristagalli levanta tu rostro
y mira las estrellas
desde el cuarto oscuro,
alcanza cada sueño
para que tus manos
se vistan de rocío.
En Carapachá confesaste
querer algo mío,
en Lihuel Calel te confine
y tu pelo largo desposeído
me cortejó en el atrio y
tu vastedad.

Juan Espinoza Cuadra
México
Noviembre de MMX

El árbol de otoño

Alrededor de los hojas secas
un remolino de viento,
acariciando los espacios vacíos
golpeándo las mejillas zurcadas
de pasados días,
de emosiones postergadas
por amores arrebatados.
El color del otoño esta suspendido
en lo mustio
en la intensidad de la tarde que se encamina
a las sábanas inundadas
de olores vagos,
de aromas de cuerpos que se despidieron
con una leve agitada
de otroras manos.
El pelo cano es una sonrisa olvidada,
un piel arrugada en el desvelo de la noche.
La casa esta vacía colmada asediada
de los te quieros que nunca estuvieron.
Levanta la mano pequeñas porciones de tierra
para esparcirlas nuevamente en el camino,
y maquillar las lagrimas
que nunca he visto.
No hay nadie que eleve mi oración
y depositarla en el crepúsculo,
como otro trofeo más
de elegía al otoño
que esta conmigo.

Juan Espinoza Cuadra
México
Noviembre de MMX