viernes, septiembre 24, 2010

El legionario de los atardeceres...

Las sombras debaten el grado de albor
que tamiza el techo de vigas de madera,
la oscuridad que asalta el barrunto
de las lozetas de barro cocido,
la conjura que se disputa en los atisbos
de los portales clandestinos…
por ahí anda algún postulante a fantasma
agitando los brazos espantando la alborada.
Bajo un cipres la sibilina lee los caracoles
mientras el aire agita su vestidura escarlata,
en tanto las voces de los chamanes
descienden desde el humo inviolable de la cábala.
El hado y la eventualidad son como hojas secas
esparcidas por el viento en una calle deshabitada,
en una avenida engordada por la fatalidad y la cautela.
Los contornos del hombre no dejan de ser
los trinos mercenarios de un orfebre en desgracia,
de un apostata de la tempestad conjurando
la tranquilidad embargada del mar.
El legionario de los atardeceres
se sienta en la húmedad de la selva
a degustar la savia tardía y aletargada,
a catar los recuerdos que acentúan y
acotan cada episodio de su vida.
En los contornos tenues que ahogan al día
una voz con pies anteriores transita sonidos nuevos,
rostro descubierto al posar las manos en fuego,
cuerpo permeable y taciturno, manifiesto y predecesor,
esotérica e íntima, mujer preñada de lluvia.
Colinda la profecía con el gusto por las proximidades.


Juan Espinoza Cuadra
México
Septiembre de MMX

sábado, septiembre 18, 2010

Frívolo...

Los sentidos se antojan
un ramillete de voces incesantes
comunicando, trascendiendo los eventos,
las casualidades, las palabras,
preceptos inacabables y
exclamaciones desparramadas
en una mesa de vidrio,
inventándose transparentes,
abominablemente cristalinos.
Explotan en la demarcación lenta
de los aplausos,
saltan inadvertidos la teoría,
retozan imprudentes la especulación,
se tornan comedia mientras
se abreva la cerveza fría,
o el trago límpido de tequila
abstrae la eyaculación
del chasquido y sus ecos.
Las lápidas resienten los cambios
de las estaciones en un mutismo soberbio,
igualmente las voces de lo inhabitado
distraidamente quedan apresadas
en las letras oscuras de
los nombres desconocidos.
Los discernimientos toman los autobuses
en las paradas donde el desierto reina
y las comprensiones se hacen frívolas.
Me defino superficial en los laudos sombríos
y esquemáticamente voluble
en la adimensionalidad de mis entornos.


Juan Espinoza Cuadra
México
Septiembre MMX

viernes, septiembre 10, 2010

Jeithan Yeohan

Jeithan Espinoza Ortíz
Eres el amigo que escuchará con atención
mis conversaciones cuando llegue mi ancianidad,
el que procurará acercar un vaso de agua
a mi mano cuando el temblor de la edad,
me haga dificil esa tarea tan simple hoy.
Eres el compañero que lee detenidamente
los interminables bocetos de poesía
que he ido acumulando por todos lados,
y que me felicita hasta por la peor idea
que me atrevo plasmar.
A pesar de ser un joven atestado
de deseos de aventuras,
te quedas sentado a mi lado
mientras te cuento mis historias familiares,
de mi profunda admiración por mi abuelo Juan
mi amor incondicional por mi padre Pedro,
de mi incredulidad por la semejanza
del rostro de tu hermana con el de mi madre Bertha.
Y cuando el cansancio llega y cierro mis ojos
tu creyendome dormido
he sentido tu mano acariciando mi rostro
y he percibido tu beso amoroso en mi frente.
He querido abrir mis ojos mientras te alejas
y pedirte me permitas abrazarte,
pero me quedo con el aroma
que se apropio de mi alma desde
el día que naciste.
Nunca fuiste mío y yo siempre seré tuyo.
Hijo, camina siguiendo el arrullo
de los ríos tranquilos y detente bajo la sombra
de los árboles de amplio follaje.
Sientate a la orilla y moja tus pies
en la frescura del agua y lee para ti no mis poemas,
mas bien percibeme en ti al cerrar tus ojos,
que yo estaré a tu lado abrazandote y
pidiendo disfrutes conmigo los colores del atardecer.

Juan Espinoza Cuadra
México
Septiembre de MMX

miércoles, septiembre 08, 2010

Señora, mi testamentaria….

Señora, te pido te conviertas en mi guía
una vez que ya no pueda dar un paso más,
en busca de lo que se me ha escapado
de las manos todos estos años.
Te vuelvas la relatora de mis historias inconclusas
y me acompañes por las tardes a degustar
ese vino tinto de mi abuelo que aun conservo.
Te tornes mi ama de llaves de las posesiones
que se quedaron olvidadas en los latifundios
de mis ancestros.
Modifica por las noches
mi costumbre por quedarme solo,
calienta mi almohada mientras persigo
estrellas fugaces con mis ojos.
Y cuando ya no este contigo
recuerdáme meciendo mis palabras
en tu silla de madera de nogal,
contemplandome partir
por la puerta derruida,
tras los verbos que nunca fueron míos.

Juan Espinoza Cuadra
México
Septiembre de MMX

La letra I, inicio de….

La letra I inica la vertical forma
de cualquier nombre,
erguiéndo sobre los caminos
encharcados por la lluvia,
una secuela de imágenes
que persiguen una sola aventura,
la de los variopintos colores del atardecer.
Consecuencia y derivación
es el rostro desconocido
perdido entre trazos y matices.
Destaca entre la confluencia
la turgencia de unos labios anónimos,
arrebatados a la esencia misma
de la variedad.
La distancia gotea los caminos
de elixir a bruma y a pasos perdidos.
Y ahí estas tu,
perceptible a todas horas
en los aromas de campo,
a huerta y tierra húmeda.
Las hojas secas vigilan las veredas anegadas
y tu perfume husmea albores en la bruma.
Tus adimensionales cejas compiten
con las nubes cargadas de tormenta
y una música inescuchada te identifica
en el festín de rasgos inmutables.
Deambula tu piel en el caballete
que los crisoles de la edad
robaron a un antiguo amanecer.
Toda mia la letra y su apropiacion
en la terquedad por un ritmo sostenido.
Tallan mis manos la insistencia por tu rostro
en la predilección por lo que provocas.
Me invento desde mi despropiación
cuando ni el canto de las aves
reconocen la luz de la Luna
atrapada en la comisura de tus labios.

Juan Espinoza Cuadra
México
Septiembre de MMX

La mujer y la predestinación…

El destino de ella se ha escrito
a traves de frases ilegibles ,
cincelado en un códice anterior
a la luz invisible.
Su llamado lo rige
una voluntad inexorable,
donde los límites se arrugan
en la linealidad
de una expansión sin tiempo.
Las manos de Dios
son desemejantes,
como disímiles las gotas de lluvia,
o heterogéneos los tonos
de la espuma de mar.
El Universo desborda
sinfín de voces inaudibles,
atrevo presumirme dual,
entre lo tangible y lo inefable.
En el vacío alineado
transita la predestinada.
Quizás no estemos lejos
o puede nos atinemos
en el concepto y expandamos
otra onda y nos encontremos.
A ella y a mi nos infiltra
la melodía incomprensible del infinito,
la vaguedad de la paradoja
la exposición de lo evidente.

Juan Espinoza Cuadra
México
Agosto de MMX