lunes, octubre 04, 2010

Juan una y otra vez...

Los sucesivos Juanes
son la miríada de espuma
acantonada en la roca
de los barrancos marinos,
el color sepia del desfile de flores
alrededor del ataúd diagnosticado
a morirse de nuevo.
Ese nombre repetido es como el sonido
de herraduras de caballo golpeando
los recuerdos de una familia desecha,
abofeteando las inmensas puertas
de madera rústica
que sirven de entrada
a un señorío desierto y olvidado,
confiscado a la áridez,
incautado al aburrimiento.
No me quiero volver llamar Juan
si en las palmas de mi mano
colocan la baraja de colores.
Me quiero llamar
como el camino infecundo
como las hojas muertas
quizás como las huellas petrificadas,
o tomar el nombre de una piedra.
Abolir el nombre Juan y su significado
de los libros enmohecidos y rescatar
el significado de un alma irreparada.
Nombrarme olvidado y caminar sin rumbo,
calificarme subversivo e
insubordinadamente releer las mentiras,
redefinir la distancia entre la vida
y la expatriada explosión que la angustia
a abolido de mis sueños.


Juan Espinoza Cuadra
México
Octubre de MMX