viernes, abril 09, 2010

Agravio

Nunca te fuiste, en silencio estuviste
aguardando un gesto, una mueca,
yo, sin perdonarte el agravio,
mastico el dolor, la herida, el tormento.
Tus labios me pertenecían
ahora sobreabundan inexactamente mi boca,
tus manos acarician mi otro rostro,
tus sueños me nombran de otro modo.
Entro a nuestra habitación y me miras
y te ignoro,
me duele la expresión triste de tus ojos,
el guiño abatido de tus labios,
y te acomodas a dormir a mi lado
en la cama que se nos escapa de las manos.
Apresuro acomodar las cosas acomodadas
estimulo al sueño en la oscuridad y el silencio,
incito el abrazo de las sombras
desde la penumbra dormida de tu cuerpo.

Juan Espinoza Cuadra
Abril de MMX
México.