viernes, febrero 19, 2010

“Me entusiasma tu adiós”

La puerta de hierro del cementerio
tiene la altura del adiós
que dejaste escrito en líneas difusas
en la puerta de mi casa.
Es Noviembre y el camino silba
en medio del desconcierto, tu nombre,
y en los sepulcros encuentro
por lo menos una letra que te recuerda.
No hay flores aromáticas en mi mano
no traigo ninguna tarugadilla que nos una.
Llevo conmigo lo último que escribiste
en aquella vieja cuartilla
que encontraste bajo tu cama.
En mi cajetilla de cigarrillos cabe tu encendedor,
el de color rosa con el que dibujabas
conejos copulando sobre los colores del atardecer.
Y el bar donde te embriagabas
aún se seduce del castaño de tu pelo
y de la redondez perfecta de tus senos.
Fuiste sugerente hechizo
y pubis depositario de mi inflamada
inclinación por ti.
Deposito sobre el Cristo de madera
colocado en el promontorio de tu tumba,
el viejo trozo de papel y en él,
el poema que enajenada de alcohol y sexo
me escribiste y no he leído.
Algún año regresaré y nuevamente no estarás tú,
ni el poema ni yo.

Juan Espinoza Cuadra
Febrero de MMX
México.