viernes, agosto 28, 2009

El reto, la lluvia, tú y el olvido


Una mirada al pasado se esconde en la bruma de una tarde de lluvia,
un recuerdo que pernocta tibio y oculto entre los versos,
la certeza que allá en aquellos años estuviste para no volver jamás
y así te fuiste yendo entre los sucesivos amaneceres y atardeceres.
No es afirmación el olvido y si lo que te evoca en las gotas que golpean los cristales
de una casa cuyas ventanas están dormidas,
y te conservas lejana entre las hojas que se fueron poniendo amarillas,
y yaces en el café que se fue situando frío,
en el cigarrillo que se fue consumiendo solitario.
En el sitio arrinconado hay tres gardenias que rehúsan fallecer,
aguardan con la esperanza entre el color de sus pétalos y
entrelazan sus lágrimas al golpeteo repetitivo e intenso de la lluvia.
El color grisazul de la tormenta abriga tu cuerpo en la cúspide de la montaña
en los pinos y abetos se desparrama tu aroma a yerba seca y húmeda de lluvia,
y el frío sea hace tan intenso como tu partida.

Juan Espinoza Cuadra
28 de Septiembre de 2009
México.

jueves, agosto 20, 2009

En la terraza y el vino

Sobre la mesa de la terraza
hay un candelabro y posada una vela que humea la noche.
Hemos apagado toda luz y a solas,
apuramos con la lentitud de un sonido lejano
los sorbos de vino que se escapan hacia nosotros
por los rayos de luna que se cuelan por el tejado.
Y tu silueta descansa en las penumbras,
irradia cada tenue línea de tu cuerpo ,
y coloco mi copa entre el ansía y la incertidumbre.
El silencio nos atrapa y es la voz de la luna
que toca sobre tus hombros para que mis ojos
procuren descubrir las palabras que más se aproximen a ti.
Basta la quietud y la prolongación del silencio
para inundarme con el subversivo leve de tus labios.
Y entre nosotros la nada devela su nocturno rostro
con el canto de los grillos y la sutil invitación de la quietud.
Mírame desde los bordes de la espuma de mar
que aperlan tus pies y
contémplame desde las siluetas de infinito
que dibujas cada noche con tus dedos.
Ahí estaré para ti
suspendido entre el frío y
la irreverente vocación que tienen los caracoles de mar
por el olvido.

Juan Espinoza Cuadra
México
20 de Agosto de 2009

miércoles, agosto 19, 2009

A César Kairos, el rapsoda de entonces


Oye compañero de las aulas de la adolescencia,
te acuerdas cuando pintaste de colores lo que nos dejo
aquella ventisca que agitó nuestras sienes?
porque a partir de aquellos tonos los ciervos de entonces
cabalgan como unicornios por la alborada.
Oye amigo, aquellas atalayas donde te posaste
para blandir en la vastedad los giros de tus poemas
hoy son ruinas pintadas de marquesinas festivas
que abrevan solitarias en las letras que nos inventaste.
Oye hermano, en la adultez seguimos caminando a solas
quizás hasta distantes con una sensación otra vez de distancia
y nuestro pelo ya encanecido nuevamente se agita libre
en los carruseles y laberintos que nos van conduciendo
al final de la jornada.
Oye poeta, te has subido a la cima de tu aventura
con los pies descalzos y atrapando en tu pecho
las estrellas que no te atreviste a pintar de niño.
Poeta, deja que la lágrima recorra lo finito que se te antoja la cuartilla
para que al despertar al nuevo día te percates
que los unicornios aún tienen la capacidad de llorar.

Juan Espinoza Cuadra
México
19 Agosto 2009

Ávido de ti

Entras a mi escarpada avidez por ti
desde mi inundada y tu anegada desnudez.
La luz transita sin indulgencia cada tramo de las pieles
en un canto de abismo loco y penetración a sorbos.
Ahí es donde tú quieres estar
a resguardo de mi sudoroso cuerpo
que toca en tu orquídea
los acordes de un himno dolente y temerario.
Y tus labios los atrapo entre un suspiro y un te amo
escondidos en el brillo oscuro de los ojos.
Mis manos se aferran cada vez más a tus caderas
en una suerte de prolongación desmedida
haciendo de cada nuevo encuentro
un crucigrama de recuerdos
tatuado en un bote que va hacia la deriva.

Juan Espinoza Cuadra
México
19 Agosto 2009