lunes, noviembre 22, 2010

En domingo, tu limbo...

En domingo las patas de los caballos
desconocen descansos,
las paredes siguen sucias
y amarillas como nervio tenso,
la mueca multicolor de las tiendas
presume el consumo mordisco,
el dinero no se haya
entre las patas de las arañas.
El capitalismo darrama su orina
en los rostros mestizos,
en las manos morenas,
no hay viento ni esquina,
los ataudes corretean
la mesada clandestina.
A un cuarto para las doce de mi vida,
el cigarrillo se apaga y pinto de verde,
la soledad y el ambiguo tramo horizontal.
Aquellos viejos zapatos que regalé
los vi uno de éstos días atrapados
debajo de las enaguas
de un viejo amor,
sus piernas blancas
temblaban mi recuerdo,
sus caderas culebreaban ahogadas
a la cuadra y media
de mi estatua inculpada.
Ayer penetró el número desconocido,
la frustrada piedra vertical de tu limbo.


Juan Espinoza Cuadra
México
Noviembre de MMX

domingo, noviembre 21, 2010

Epístola mandarina...

Ególatra marino pintando la ventana
color acordeón, sábila, nuez, cántaro vacío,
fatuo tejedor de tarugadillas, surco abierto
los muslos de la querella murmurada,
sórdida inmensidad vomitada, lienzo pétreo
guiño prostituto del desatino.

Y te escribo: Apaga la lumbre de la vela,
sopla un aire como de aliento de pájaro,
trae mucho frío, tiritan los dientes del conejo,
se ahoga la turgencia en los labios
del precipicio.

Te escribo en la palma de la mano del Obispo,
hijo sobrenatural de la pendejada,
risa asonora de los peñascos,
rosa la penca del maguey
violeta escupe la demora.

Grotesco el peso de tus ancestros
alarma entre los zopilotes cleptómanos,
la punta del derrumbe de la intimidad marcada,
te mueres la vez que dijiste no lo harías,
te mueres cuando llegue la jerga, el hedor,
el alcohol, la promiscuidad,
el estómago roto de dolor,
remontas lienzos sin aroma.

Te duermes sobre la roca dormida,
abierta solidaria a la contumaz sinrazón
jadeante enervante encuentro en ti.


Juan Espinoza Cuadra
México
Noviembre de MMX

Tu puerta y la banqueta...

César Vallejo
La Alameda esta revuelta entre mis dedos,
la banqueta llora húmeda las manecillas del reloj,
¿importa la época a los meandros?
quizás solo sea como pronuncias adiós.

Los sombreros femeninos y la augusta voz,
se hace tarde en el páramo conlindante,
las garzas tiemblan la tarde ida,
el pozo aún no llena de verde tus púpilas,
tu idioma indistinto resbala tus mejillas,
te pone gris el periplo, la circunstancia,
el polvo rojo en tus labios plomos.

¿Te importa oler el precipicio?
Desgajáte sedienta tras mi oblicuo,
y serpenteante dedo infinito,
húmea tu pecho nubes y pimienta,
añade tu aplauso a mis chasquidos.
Mis dedos están de gala por tus sentidos,
perfil indeseado bastan tus cumulos,
el sin fin idealizado, tu vientre de viento,
pasos a oscuras por el hombro enajenado.

Tu espíritu vertizalizado no habla
no escucha no materializa la nada,
todos los hombres somos buenos
mientras nos den la llave de la plaza,
regodearnos nuevamente del sin fin
que hay debajo de la mesa.


Juan Espinoza Cuadra
México
Noviembre de MMX

Vallejiano, al sabor de tu mano...

Mi ansía izquierdista en la botella vacía,
las poquedades de la hoja en blanco,
tu nombre surciendo horizontes,
tus pies andando abismos.

Mi gerrera verde descolorida
corteza siempre muerta,
corteza siempre viva,
te emulo a los tres cuartos de medida
de mi otra botella vacía.

Tabaco y sexo para mis lecturas
tu cuerpo expuesto al mediodía,
nunca te voy a amar
en esa taza de café vacía.

Tu pesadilla se acuesta en mis versos,
reposa bajo el torrente de las rosas,
ahí estás tú, desposeída,
amante perversa, barranca de fuego,
aquella primavera sin camisa.

El camino empendrado besa tus pies descalzos
la sombra mastica al día,
la noche rumia el ron mediano,
el día se apoca, se distrae,
lo convulsiona el hedor, la pesadilla.

Juan Espinoza Cuadra
México
Noviembre MMX

sábado, noviembre 20, 2010

Soneto a la vaguedad de esa mujer...

Al menos podré escucharte mañana
desde la aspereza hasta tu martirio,
percibirte distante y temprana,
otrora amor, sed, anhelo, suspiro.

Descubrirte lejos, forastera
hoja seca en viaje atemporal
desamarrada de mi alforjera,
subordinada desde lo insubstancial.

El término “de lejos” te acompaña,
remedo de desafecto y ambrosía,
pauta en el matiz y artimaña,

enemiga impalpable de la apatía,
incorpórea alborotas la placidez,
viajera errante con pies de desamor,

imposición de antipatía y dejadez,
te extraño desde la arista del albor
hasta la rebeldía y tu frigidez.

Juan Espinoza Cuadra
México
Noviembre de MMX

viernes, noviembre 19, 2010

Erótico por tí...

Es una tarde fría
atiborrada de nubes grises
y los golpes a tu puerta
te encuentran tras ella.
Tiritas enfundada
en tu ropa de invierno,
atavios de otoño
realzan la blancura extrema
de tus manos de tu rostro,
destaca el rojo corpulento
de tus labios.
Al cerrar la puerta
el calor se hace inmediato,
tu abrazo de encuentro
me allega a tu calidez,
me confabulas a tu entorno
con los apasionados acordes
de Moonlight de Beethoven.
Una copa a la mitad de vino
sospecha el albor intenso
que colinda entre la caminata
hacia el sofá y el golpeteo
de una pasión a desbordar.
Sin mediar cortejo
me arrebatas la pausa,
ahogando tu cuerpo
mi avidez por ti.
Mi vocación desmedida
encuentra en tu eco,
el sonido lascivo de mis manos
por tus riscos,
la resonancia licenciosa
de mis dedos
al acompañar tus nidos.
Asfixiados de sudor te someto
a las complejas cadencias
exaltadas y desmedidas,
mientras me avasalla tu armonía,
atrapándome tu vapor,
la respiración cortada y
la fantasía.
Jadeantes, de las manos
plantamos girasoles,
exhaustos, descansa mi cuerpo
tu brecha de bruma,
el haz de sombra y el perfume
de Luna.

Juan Espinoza Cuadra
México
Noviembre de MMX

jueves, noviembre 18, 2010

La Flor del Ceibo

Arrinconadas están las palabras
en el extremo sur de América,
apiladas la pampa
en la palma de la mano.
Hay días que el Sol
no quiere ocultarse
y abrevar sediendo del río Colorado,
hay días que la Luna cuelga
las pocas nubes
de los Ceibos del camino.
Asi las ráfagas asediadas
del viento pampero
rozan con ternura el lejano rostro,
con acordes quedos y
suaves como la tarde.
Intíma la llanura la poquedad de las lomas,
se aviene la voz quebrada del vértice
desgajándose de arrullos y el Caldén
raspa las cuerdas de la guitarra del gaucho
en el amén de las cosas que siempre
han estado en el ombligo de la nada.
Erythrina Cristagalli levanta tu rostro
y mira las estrellas
desde el cuarto oscuro,
alcanza cada sueño
para que tus manos
se vistan de rocío.
En Carapachá confesaste
querer algo mío,
en Lihuel Calel te confine
y tu pelo largo desposeído
me cortejó en el atrio y
tu vastedad.

Juan Espinoza Cuadra
México
Noviembre de MMX

El árbol de otoño

Alrededor de los hojas secas
un remolino de viento,
acariciando los espacios vacíos
golpeándo las mejillas zurcadas
de pasados días,
de emosiones postergadas
por amores arrebatados.
El color del otoño esta suspendido
en lo mustio
en la intensidad de la tarde que se encamina
a las sábanas inundadas
de olores vagos,
de aromas de cuerpos que se despidieron
con una leve agitada
de otroras manos.
El pelo cano es una sonrisa olvidada,
un piel arrugada en el desvelo de la noche.
La casa esta vacía colmada asediada
de los te quieros que nunca estuvieron.
Levanta la mano pequeñas porciones de tierra
para esparcirlas nuevamente en el camino,
y maquillar las lagrimas
que nunca he visto.
No hay nadie que eleve mi oración
y depositarla en el crepúsculo,
como otro trofeo más
de elegía al otoño
que esta conmigo.

Juan Espinoza Cuadra
México
Noviembre de MMX