Oye, ahora que llevamos tantos años de no vernosy que nuestras conversaciones divagan en los años que ya pasaron,
hoy que nuestras vidas ya no son las de entonces,
podemos antojar redimirnos y mirar juntos hacia el ocaso.
Doblando la esquina que desembocaba a tu casa
me inundaba siempre la alegría de nuestros encuentros
lo que tú me compartirías y lo que yo te comentaría.
La alegría con la que tu madre me recibía y
el saludo distante pero complaciente
de ese hombre que fue tu padre y
que se confabuló tantas veces
entre tus caprichosos escapes y
mi eterna disposición por acompañarte.
Ahí se construyó nuestra amistad ya antigua,
entre tus confidencias y las locuras con las que participábamos
en las tardes de ocio,
las tareas escolares y las locuras de los otros amigos.
Fuíste mi confidente de los amores que
me hicieron pedirte innumerables veces
la opinión que siempre encontré entre tu risa
y tu pelo largo suelto de esos años.
Y luego, sin darnos cuenta, cambio de dirección
el rumbo de mis pasos.
Me ví lejano, abstraído y distante y
amigos sin objeción pero en otros caminos.
Cuando te perdí, amiga, lo hice sin propósito alguno y
lamente ya no encontrarte.
La última vez fue fría y nos dimos
una conversación que se nos cayó del alma.
Y ya nunca volvimos a caminar juntos,
ni jugamos mas entre las mofas y las pifias
en las habituales calles que se acostumbraron a vernos reír.
Nunca olvidaré que tu Fé en mí
siempre fue mucho mayor
que las medidas que yo mismo registré de mis propias proyecciones.
Y ya ves, muchos años después,
por fin, estoy colocando en fila
los antecedentes de mi vocación por ti y
los afectos que tú sembraste.
Desde aquellos años hoy te miro a los ojos en la distancia
para encontrar que una melodía suave nos hace estremecer,
y que el tiempo, amiga,
el inexorable tiempo no nos ha arrebatado
el pícaro dialogo que deambula solitario entre nosotros.
Reyna Martínez eres un redoble inequívoco del concierto sonoro y
permanentemente audible que se ejecuta en un rincón distante y
fácilmente ubicable en el Cielo.
Juan Espinoza Cuadra
México
Noviembre de 2008
1 comentario:
Me encanta este, ahora pienso que a todos nos pasa, una amiga o un amigo especial...algo pasa en la vida de alguno que pone de alguna manera una distancia que al final no pudimos acortar y luego con los a~nos, las recuerdos, las nostalgias, el querer re-encontrarte y simplemente no hay rastro alguno de esa amiga o amiga especial.
Carolina
Me hizo recordar 3 amigas especiales a las que sigo queriendo con toda mi alma y a quienes busco donde sea para poder decirles lo mucho que signficaron y lo presente que las tengo en mi vida.
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