jueves, septiembre 03, 2009

El bebé atrapado


Dejas solo a tu hijo, privilegiando entre tus menesteres diarios,
la visita de tu prima Emma Cuadra,
y te haces pretender en la botella de aguardiente, a cada trago,
la orquesta de confidencias femeniles,
como aliciente para soportar el calor de la infidelidad paterna.
Te mueves obtusa e irreverente en los pocos espacios de la casa
y tu voz es melodía y tu rostro, embriagante dilema.
Y te reconozco como mi madre entre la soledad de mi cuna
y los espacios que se achican en el llanto por tu ausencia.
Y mis pies, diminutos, juegan a llamar tu atención,
continua y distante y ni mi llanto opaca tu predisposición por la avidez,
que le gana a mi necesidad por ti.
El llanto se eleva hasta la poquedad de los finitos límites
y la cuna sigue siendo de contornos blancos
con sus limitados extremos donde solo se acerca tu voz
en una lejanía irremediable.
Y desde el inicio la distancia que ha sido la misma distancia
en el desconocimiento de lo que hemos sido.
Tú en tu umbral del olvido y yo,
en la frontera de mi necesidad por ti.
Luego tu muerte fue tú mejor pretexto
para no contemplar conmigo los arcoíris amenazando tormentas,
y me encuentro en la necesidad de acurrucarme a solas
entre sábanas que nunca se aproximaron a ti.
Adiós y el pronto será la mejor bienvenida
para cuando nos toque encontrarnos en la dimensión
que estableciste en la soledad que solamente te corresponde a ti.

Juan Espinoza Cuadra
3 de Septiembre de 2009
México.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Juan...
Realmente me emocionó leer este escrito donde ese sentimiento de soledad se va alzando desde tu alma, presagiando un encuentro con tu madre en el más allá donde todo si es posible...
Es un placer leerte y poder compartir contigo ese sentir de tu esencia...
Me gustaría que estos bellos escritos puedan también leerlos en mi portal www.mareasdelalma.foroactivo.com
Un beso desde mi cordillera..
Garde