martes, marzo 23, 2010

The Drunken Man sitting by the Sea

Las hojas apresadas anteriormente en mis manos
ahora vuelan junto al embate de la ventisca.
Este verano inusitadamente radiante,
raspa la garganta tras el trago cristalino de aguardiente.
No motiva leer ningún periódico ni escuchar la radio,
los programas de televisión adulan al capital,
las mujeres quieren volver ser niñas y
las niñas manipulan trozos de papel para agenciarse
una moda que perdura tras los bostezos.
Descalzo, hundo los pies en la arena y la botella gira, gira
libre en el arquetipo de los cañaverales,
y la extensión de la costa la arrugo en la palma de mi mano.
Fuera del mar se conspira por el agua,
el arcoíris de los sedientos no tiene colores,
en el estomago de un delfín
una botella de plástico pone en peligro
la próxima página.
Otro trago de aguardiente y mis piernas le hacen zancadillas
al hombre que vende paletas de hielo,
a la mujer que acompaña al hombre vende paletas,
a los hijos de éstos autómatas a los que capitalistas
robaron el futuro.
Mi sombrero de palma, humedecido de sudor,
a aroma a licor, me protege de la tormenta de arena,
y solo he podido conservar una hoja en blanco
para que los hermanos del delfín conozcan la historia,
la declaración final de los magos del socialismo.


Juan Espinoza Cuadra
Marzo de MMX
México.

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