Al Poeta que soñó con
un coito…
Antenoche
olí su espalda.
Despertó
al sentir el calor
de
mi inhalación jadeante.
Al
darse la vuelta hacia mí,
olí
sus senos.
En
la penumbra me aleje
para
contemplarlos.
No
estaban visualizados
en
mi imaginación.
No
fue un sueño.
Desde
entonces…
la
despierto cada noche
para
que me atormente
con
sus aureolas inflamadas
entre
mis labios;
para
que lapide inmisericorde
con
su vértice hendida,
mi
péndola exaltada.
Juan
Espinoza Cuadra
México
Febrero
MMXIII
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