viernes, febrero 22, 2013


Aquellos jóvenes que fuimos…

El grupo de jóvenes inicialmente congregados
por el conocimiento,
paulatinamente transformamos
esta circunstancia
en hermandad perdurable.
El agnóstico nunca encontró en su cábala
una inferencia para
tan recóndito suceso,
ni en la lectura de sus piedras cartománticas
un razonamiento justificable
que validara algún porqué.
Adultos al paso de los años
y de cienes lateralmente encanecidas,
generalmente,
no enrolamos los trajes militares
de algún dogma,
ni embriagamos el juicio en elixires
ni tabúes.
La mayoría, con la compañera de vida,
comentando los aconteceres
de cualquier índole,
en Managua, México o París;
mandando mensajes de texto
por teléfono celular a los hijos
refrendando nuestro amor por ellos.
Acariciando en nuestras casas
los tersos pétalos de las buganbilias,
correteando al French Poodle
que uno de los hijos llamo Emiliano,
saludando al vecino jubilado
con el cuál en sábados por la tarde
tomamos una cerveza fría
mientras comentamos los resultados del fútbol.
Aquellos jóvenes enardecidos
por conquistar los tesoros albergados
en los confines de la madre Tierra,
hoy nos sentamos en nuestras sillas
reclinables a leer los poemas
de los que nos atrevemos escribirlos,
o disfrutar los comentarios que hacemos
en las redes sociales,
calzados con chanclas, pantaloncillos y playeras,
mientras planeamos el trabajo
para el siguiente día.

Juan Espinoza Cuadra
México
Enero MMXIII

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